El
Partido Comunista de España denuncia el golpe de estado parlamentario contra la
presidenta Dilma Rousseff elegida hace dos años por 54 millones de personas y
destituida ayer por 61 senadores y contra las bases de la democracia.
El acceso al gobierno que los partidos de la
oligarquía no consiguieron en las urnas lo toman ahora por la puerta de atrás,
en la cresta de la ola de la ofensiva imperialista desatada contra los pueblos
revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe. Forma parte de
los llamados golpes blandos que ya no necesitan las Fuerzas Armadas para
destituir presidentes. Se han acogido a un mecanismo administrativo para
deshacerse de la presidenta Rousseff y del gobierno progresista del Partido de
los Trabajadores, que con otras fuerzas de izquierda gobernaba el país desde
hace 13 años. Una farsa en la que no se descubrió ningún indicio de corrupción
por parte de la presidenta Rousseff pero que sirve para cambiar radicalmente la
economía dirigida a proteger a los más desfavorecidos por una política de
recortes presupuestarios y privatizaciones de los servicios, en un país con
codiciados recursos energéticos por explotar, y una política exterior que
refuerza las relaciones con Estados Unidos.
Antes ya cambiaron los gobiernos democráticos de
Fernando Lugo en Paraguay y el de Manuel Zelaya en Honduras. Hoy consolidan el
golpe en Brasil, el país más grande de América Latina con 200 millones de
habitantes, miembro activo de la integración regional y de la creación del
ALBA, la CELAC, UNASUR o del Mercosur. Brasil es también uno de las cinco
potencias emergentes de los BRICS que cuestionan la hegemonía estadounidense
dibujando un mundo multipolar.
Con este golpe contra el pueblo y el gobierno
brasileño, unido a la sostenida desestabilización golpista contra el gobierno
de Maduro en Venezuela, que tendrá un punto álgido hoy 1 de septiembre con la
llamada “toma de Caracas” organizada por los partidos de la oligarquía
venezolana se ataca no sólo a los gobiernos de izquierdas sino a la estabilidad
regional y a los avances de la integración en el continente.
El Partido Comunista de España se solidariza con
el pueblo brasileño, con Dilma y con Lula y confía en que las mayorías sociales
puedan defender las conquistas logradas y hacer triunfar de nuevo la democracia
en unos momentos de dura contraofensiva imperialista en el continente.