Antonio Larín, militante del PCE y uno de los
fundadores de las Comisiones Obreras en León, falleció el pasado lunes 3 de
octubre de 2016 a los 86 años de edad. Larín había sufrido, siendo niño, la
barbarie del fascismo durante la Guerra Civil, la emigración a Francia en busca
de una vida digna y su regreso ya plenamente comprometido con la militancia,
obviamente clandestina, en el Partido Comunista de España.
Albañil, vivió gran parte de su vida en el Barrio de
la Inmaculada. Fue detenido en 1970 y fue uno de los impulsores de la histórica
huelga de la construcción en 1976.
Desde el PCE, su partido, creemos que la mejor manera
de honrarle es continuar su lucha por el socialismo, la república y el triunfo
de la clase obrera.
También queremos reconocer el sentido obituario que ha escrito la periodista Ana Gaitero del pasado
5 de octubre.
Parte de su historia vital fue recogida por Carlos
Alfaro y otros en la extraordinaria revista "Resistencia",
dedicada a la lucha antifranquista, y que reproducimos a continuación:
"Estuve 34 días en el hospital (en
Francia). En los últimos días volví a tomar contacto con los camaradas para
decirles que me iba para casa en cuanto me dieran el alta. Me dijeron que me
visitarían pronto. Nos despedimos como camaradas: salud y suerte.
El 22 de noviembre de 1960 salí para
España. Estaba contento porque había cumplido lo más importante: tomar contacto
con el Partido. Además había ahorrado unas pesetas para seguir arreglando
nuestra casina; para hacer el pozo de una vez. La noche del 22 entré en la
grande y libre, camino de León.
Volvía como militante comunista y además mason (albañil,
en francés). Dos cosas perseguidas y penadas por el régimen, al que estaba
decidido a dar guerra dentro de mis fuerzas.
Como durante el mes que había estado en
el hospital no tuve gastos y cobré por el accidente, conseguí ahorrar unas
veinte mil pesetas. Compré herramientas y regalos. Dos pañuelos, uno para mi
madre y otro para la señora Ramona. Un muñeco y un sonajero para Caminín, la
hija de mi prima, que nació ese verano. El resto del dinero sirvió para la casa.
Aquel invierno mis mayores aspiraciones
eran rematar y ampliar nuestra casa, trabajar donde pudiera hablar con los
obreros y organizar la lucha con ayuda de otros camaradas.
En la casa comenzamos por hacer el
pozo para conseguir agua. Yo picaba el suelo y subía la tierra con una polea y
mi madre recogía la caldereta y esparcía la tierra por el patio.
Tuvimos que profundizar diez metros.
Cuando no pude ahondar más lo revestí con trozos de ladrillo que traía de las
escombreras de las tejeras... Cuando terminé, lo cerré. Ya teníamos agua en
casa: no teníamos que
ir a la fuente...
ir a la fuente...
Con el buen tiempo bajábamos a vender a
la plaza. Y los domingos y festivos después de venir de la plaza trabajaba en
la casa. Tenía también tiempo para ir al cine. Para todo hay tiempo si se
quiere.
En este tiempo vino el camarada Jaime
para reorganizar el PCE en León y tuve varias reuniones con él. Me relacionaba
entre otros con Demetrio Llamera y su cuñado Gregorio, que había estado de
enlace con las guerrillas. Albañil el primero y minero el segundo.
Mi vecino el señor Andrés me dijo que
tenía que trabajar de albañil, que se me daba bien, que empezara de oficial de
2ª al principio, para abrirme camino...
A partir de que empezara a trabajar de
oficial, mi madre dejó la plaza y se dedicó a la casa. Ya tenía 65 años.
En 1962 tuvimos la primera reunión en el
río Bernesga, para la creación de Comisiones Obreras en la provincia: Jaime y
cuatro camaradas. Saturnino, un minero de Villablino; Casiano (a) Quintana, por
RENFE; yo por el sector de la construcción y un cuarto camarada del Bierzo y
cuyo
nombre no recuerdo.
nombre no recuerdo.
En febrero de 1962 pedí trabajo de
albañil en la empresa LAR, en Padre Isla. En ese tiempo tuvo lugar la primera
huelga de la construcción en
Granada y lo comenté en el tajo.
Granada y lo comenté en el tajo.
En septiembre comencé a trabajar en el
hotel Conde Luna de León. Ya como oficial de 1ª de albañil. A poner ladrillo
visto en las fachadas. Y, como siempre, yo al quite con las charlas durante las
comidas. Y poniendo el ejemplo de Granada.
Después de algún tiempo, ciertos
problemas crearon malestar entre los trabajadores y decidimos hacer un paro. Se
consiguió lo que se pedía pero a mí me despidieron el 17 de abril de 1963. Duré
siete meses largos.
La Pirenaica comenzó a dar lo que yo
mandaba como “un albañil de León”...
Entré a trabajar como Oficial de 1ª en la
obra para la nueva Telefónica en la Avda. Padre Isla... un día el encargado me
dijo que tenía que trabajar un sábado por la tarde, así, a cara de perro. Me
sentó mal la forma de decirlo y le contesté que no. Pues quedas despedido,
dijo. Pues quedo. Me fui a una obra de Emilio Mesa en Las Ventas. Cinco meses.
En octubre en la empresa LAR. Juan, el encargado, era buena persona...
Comíamos en la obra y hablábamos de política. Me despidieron en mayo del 64 por final de obra.
El 8 de julio empecé con Agromán en la
obra que se hacía para el Hostal de San Marcos... el encargado quería que yo
fuese jefe de grupo... le dije que no, que gracias, que yo no valía para eso.
El “Mundo Obrero”, nuestro periódico, lo difundía entre los compañeros y a
veces aparecían octavillas. Algunos compañeros acudieron a las asambleas de las
CC.OO. Había descontento por horas y jornal.. yo reclamé y como vieron que era
yo el que revolvía y además la “Piri” (la Pirenaica) hablaba de San Marcos, un
día estaba trabajando y el listero me informa de que estoy despedido, que salga
de la obra... un vecino del barrio, Anselmo, salió detrás de mí diciendo a los
demás que me habían despedido. Cuando llegué frente a las oficinas había un
montón de compañeros detrás de mí. Se acojonaron y dijeron que se arreglaría. Y
se arregló: subieron los sueldos y yo cobré las horas; pero quedé despedido.
A buscarme la vida a otro sitio. Dragados
y Construcciones el 11 de octubre de 1964... no era mala empresa... no
funcionaba mal la seguridad e higiene ni el trato. Fui despedido por
terminación de obra en abril de 1965...
Mi madre fue llamada a la Comisaría de
Policía después de lo de San Marcos... como no podían probar que el “albañil de
León” del que hablaba la Pirenaica fuera yo, quisieron sonsacárselo a ella.
Bajé con mi madre a la comisaría y me enfrenté a ellos... era la primera vez
que tuve a la terrible Brigada Político Social cara a cara. Pero no me callé. Y
a mi madre no la sacaron nada...
Creo que fue ese año de 1965 cuando vino
“Carlos” (Victor Bayón) como responsable del Partido. Conocí a Ángel Villa, de
RENFE, a través de Casiano (a) “Quintana”, y a Félix, Manolo y Paco, hijos de
Casiano... a Gerardo Pertejo y a Nazario, hermano de Juan y Pedro Carpintero,
que ya estaba en el Partido como muchos otros. Manolo Llamazares, que llevaba
unos prismáticos a las asambleas por si nos espiaban los de la Social. A
Santiago, que trabajaba con Félix de soldador en una empresa vasca...
Como políticamente no estaba satisfecho
con el ambiente de León, hablo con mi madre de vender la casa e ir a trabajar a
Barcelona. Había más ambiente allí. La convenzo y la ponemos a la venta, 180.000
pesetas. Mi madre me conocía bien y sabía que no era un aventurero, que iba a
trabajar de albañil y por la causa: por mis ideas y las de mi padre.
Se lo dije a “Carlos” para que me diera
contactos en Barcelona, para seguir unido al Partido. No le gustó que me
marchara y me dijo que donde hacía falta era aquí. Le dije que ya habíamos
vendido la casa y todo. Insistió: precisamente tú. Te necesitamos aquí y no
debes marchar. Como hiciste esa casa haces otra. Te tienes que quedar, Antonio.
Con todo el dolor me quedé en León."
Hasta siempre, camarada. Que la tierra te sea leve.