sábado, 8 de octubre de 2016

Resolución de IU Ponferrada ante la muerte del compañero Antonio Larín

Antonio Larín, militante del PCE y uno de los fundadores de las Comisiones Obreras en León, falleció el pasado lunes 3 de octubre de 2016 a los 86 años de edad. Larín había sufrido, siendo niño, la barbarie del fascismo durante la Guerra Civil, la emigración a Francia en busca de una vida digna y su regreso ya plenamente comprometido con la militancia, obviamente clandestina, en el Partido Comunista de España.

Albañil, vivió gran parte de su vida en el Barrio de la Inmaculada. Fue detenido en 1970 y fue uno de los impulsores de la histórica huelga de la construcción en 1976.
Desde el PCE, su partido, creemos que la mejor manera de honrarle es continuar su lucha por el socialismo, la república y el triunfo de la clase obrera.

Parte de su historia vital fue recogida por Carlos Alfaro y otros en la extraordinaria revista "Resistencia", dedicada a la lucha antifranquista, y que reproducimos a continuación:
   "Estuve 34 días en el hospital (en Francia). En los últimos días volví a tomar contacto con los camaradas para decirles que me iba para casa en cuanto me dieran el alta. Me dijeron que me visitarían pronto. Nos despedimos como camaradas: salud y suerte.
   El 22 de noviembre de 1960 salí para España. Estaba contento porque había cumplido lo más importante: tomar contacto con el Partido. Además había ahorrado unas pesetas para seguir arreglando nuestra casina; para hacer el pozo de una vez. La noche del 22 entré en la grande y libre, camino de León.
   Volvía como militante comunista y además mason (albañil, en francés). Dos cosas perseguidas y penadas por el régimen, al que estaba decidido a dar guerra dentro de mis fuerzas.
   Como durante el mes que había estado en el hospital no tuve gastos y cobré por el accidente, conseguí ahorrar unas veinte mil pesetas. Compré herramientas y regalos. Dos pañuelos, uno para mi madre y otro para la señora Ramona. Un muñeco y un sonajero para Caminín, la hija de mi prima, que nació ese verano. El resto del dinero sirvió para la casa.

   Aquel invierno mis mayores aspiraciones eran rematar y ampliar nuestra casa, trabajar donde pudiera hablar con los obreros y organizar la lucha con ayuda de otros camaradas.
    En la casa comenzamos por hacer el pozo para conseguir agua. Yo picaba el suelo y subía la tierra con una polea y mi madre recogía la caldereta y esparcía la tierra por el patio.
   Tuvimos que profundizar diez metros. Cuando no pude ahondar más lo revestí con trozos de ladrillo que traía de las escombreras de las tejeras... Cuando terminé, lo cerré. Ya teníamos agua en casa: no teníamos que
ir a la fuente...
   Con el buen tiempo bajábamos a vender a la plaza. Y los domingos y festivos después de venir de la plaza trabajaba en la casa. Tenía también tiempo para ir al cine. Para todo hay tiempo si se quiere.
   En este tiempo vino el camarada Jaime para reorganizar el PCE en León y tuve varias reuniones con él. Me relacionaba entre otros con Demetrio Llamera y su cuñado Gregorio, que había estado de enlace con las guerrillas. Albañil el primero y minero el segundo.
   Mi vecino el señor Andrés me dijo que tenía que trabajar de albañil, que se me daba bien, que empezara de oficial de 2ª al principio, para abrirme camino...
   A partir de que empezara a trabajar de oficial, mi madre dejó la plaza y se dedicó a la casa. Ya tenía 65 años.
   En 1962 tuvimos la primera reunión en el río Bernesga, para la creación de Comisiones Obreras en la provincia: Jaime y cuatro camaradas. Saturnino, un minero de Villablino; Casiano (a) Quintana, por RENFE; yo por el sector de la construcción y un cuarto camarada del Bierzo y cuyo
nombre no recuerdo.
   En febrero de 1962 pedí trabajo de albañil en la empresa LAR, en Padre Isla. En ese tiempo tuvo lugar la primera huelga de la construcción en
Granada y lo comenté en el tajo.
   En septiembre comencé a trabajar en el hotel Conde Luna de León. Ya como oficial de 1ª de albañil. A poner ladrillo visto en las fachadas. Y, como siempre, yo al quite con las charlas durante las comidas. Y poniendo el ejemplo de Granada.
   Después de algún tiempo, ciertos problemas crearon malestar entre los trabajadores y decidimos hacer un paro. Se consiguió lo que se pedía pero a mí me despidieron el 17 de abril de 1963. Duré siete meses largos.
   La Pirenaica comenzó a dar lo que yo mandaba como “un albañil de León”...
   Entré a trabajar como Oficial de 1ª en la obra para la nueva Telefónica en la Avda. Padre Isla... un día el encargado me dijo que tenía que trabajar un sábado por la tarde, así, a cara de perro. Me sentó mal la forma de decirlo y le contesté que no. Pues quedas despedido, dijo. Pues quedo. Me fui a una obra de Emilio Mesa en Las Ventas. Cinco meses. En octubre en la empresa LAR. Juan, el encargado, era buena persona...

Comíamos en la obra y hablábamos de política. Me despidieron en mayo del 64 por final de obra.
   El 8 de julio empecé con Agromán en la obra que se hacía para el Hostal de San Marcos... el encargado quería que yo fuese jefe de grupo... le dije que no, que gracias, que yo no valía para eso. El “Mundo Obrero”, nuestro periódico, lo difundía entre los compañeros y a veces aparecían octavillas. Algunos compañeros acudieron a las asambleas de las CC.OO. Había descontento por horas y jornal.. yo reclamé y como vieron que era yo el que revolvía y además la “Piri” (la Pirenaica) hablaba de San Marcos, un día estaba trabajando y el listero me informa de que estoy despedido, que salga de la obra... un vecino del barrio, Anselmo, salió detrás de mí diciendo a los demás que me habían despedido. Cuando llegué frente a las oficinas había un montón de compañeros detrás de mí. Se acojonaron y dijeron que se arreglaría. Y se arregló: subieron los sueldos y yo cobré las horas; pero quedé despedido.
   A buscarme la vida a otro sitio. Dragados y Construcciones el 11 de octubre de 1964... no era mala empresa... no funcionaba mal la seguridad e higiene ni el trato. Fui despedido por terminación de obra en abril de 1965...
   Mi madre fue llamada a la Comisaría de Policía después de lo de San Marcos... como no podían probar que el “albañil de León” del que hablaba la Pirenaica fuera yo, quisieron sonsacárselo a ella. Bajé con mi madre a la comisaría y me enfrenté a ellos... era la primera vez que tuve a la terrible Brigada Político Social cara a cara. Pero no me callé. Y a mi madre no la sacaron nada...
   Creo que fue ese año de 1965 cuando vino “Carlos” (Victor Bayón) como responsable del Partido. Conocí a Ángel Villa, de RENFE, a través de Casiano (a) “Quintana”, y a Félix, Manolo y Paco, hijos de Casiano... a Gerardo Pertejo y a Nazario, hermano de Juan y Pedro Carpintero, que ya estaba en el Partido como muchos otros. Manolo Llamazares, que llevaba unos prismáticos a las asambleas por si nos espiaban los de la Social. A Santiago, que trabajaba con Félix de soldador en una empresa vasca...
   Como políticamente no estaba satisfecho con el ambiente de León, hablo con mi madre de vender la casa e ir a trabajar a Barcelona. Había más ambiente allí. La convenzo y la ponemos a la venta, 180.000 pesetas. Mi madre me conocía bien y sabía que no era un aventurero, que iba a trabajar de albañil y por la causa: por mis ideas y las de mi padre.

   Se lo dije a “Carlos” para que me diera contactos en Barcelona, para seguir unido al Partido. No le gustó que me marchara y me dijo que donde hacía falta era aquí. Le dije que ya habíamos vendido la casa y todo. Insistió: precisamente tú. Te necesitamos aquí y no debes marchar. Como hiciste esa casa haces otra. Te tienes que quedar, Antonio.
Con todo el dolor me quedé en León."


 Hasta siempre, camarada. Que la tierra te sea leve.