La concentración
celebrada en Aranda de Duero y la convocada para este sábado en Astorga en
apoyo a los tres jugadores de la Arandina (detenidos por agredir sexualmente a
una menor) evidencian que la cultura de la violación esta arraigada en nuestra
sociedad.
Las agresiones sexuales
son la expresión de la relación de poder que se ejerce sobre el cuerpo de las
mujeres, en una sociedad capitalista y patriarcal. La sexualidad de las mujeres
es entendida y responde a un modelo androcéntrico, centrado en el placer
masculino y, a su vez, es la expresión de una sexualidad masculina incontinente,
frente al placer negado o subordinado de las mujeres.
La realidad es que la
sexualidad para las mujeres es una fuente de peligro más que de placer, todo lo
contrario que para los hombres. La sexualidad de las mujeres es un elemento a
conquistar, cuando no a arrebatar, por la fuerza física o la intimidación.
Cuando una mujer es
violada, o agredida sexualmente, su testimonio es puesto en duda,
cuestionándose continuamente su actitud, su ropa, los sitios por donde va, todo
esto usado para justificar la violación y las agresiones.
La petición de apoyo a
los detenidos, utilizando como argumento la presunción de inocencia, recuerda
la dada en su día por algunas personas, y algún medio de comunicación, a los
acusados por violación en los San Fermines.
Desde el Partido Comunista
de España en León y la Juventud Comunista demandamos a las instituciones que no
permitan manifestaciones de apoyo hacia los llamados “presuntos agresores”. Entendemos
que quienes convocan y participan en estas manifestaciones podrían estar
cometiendo un Delito de Odio, penado en el art.510 del Código Penal:
“Quienes
públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio,
hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o
contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél, por motivos
racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus
miembros a una etnia, raza o nación su origen nacional, su sexo, orientación o
identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad”.
Estas manifestaciones
de apoyo incondicional a las personas detenidas pretenden restar
responsabilidad a los presuntos violadores y culpabilizar a la victima de su
situación. Ninguna actitud de la victima puede justificar una agresión y
ninguna agresión puede quedar sin respuesta. Debemos reflexionar sobre que
clase de sociedad estamos construyendo, donde la vida de las mujeres y las
niñas sufren todo tipo de atropellos.
Estos comportamientos y
actitudes son inherentes al sistema capitalista y patriarcal, por lo que
debemos luchar por conseguir un mundo en paz para las mujeres. Para ello la
coeducación y la educación en igualdad son imprescindibles para combatir los
modelos de sexualidad que fomentan la violencia contra las mujeres. Donde no
hay igualdad hay violencia, y la alternativa se llama feminismo y socialismo.
Desde el PCE y la UJCE
manifestamos nuestra solidaridad con las victimas y, como siempre, estaremos en
las instituciones y en la calle, luchando para conseguir una sociedad sin
violencia hacia las mujeres