El pasado 8M, la Huelga Feminista con el lema "si nosotras paramos
se para el mundo" pretendía visibilizar y dignificar el trabajo de
cuidados que las mujeres hacemos, como si de manera natural nos tocara cargar
con ello, siendo explotadas con dobles y triples jornadas.
Reconocer los derechos de las trabajadoras del hogar y de cuidados es cuestionar el modelo reproductivo. Situar en el centro la vida, reconociendo el trabajo que la sostiene.
Las empleadas del hogar y de cuidados, la mayoría mujeres
migrantes que viven en España sin contratos ni permisos de residencia,
sostienen la vida de las clases pudientes, en muchos casos haciéndose cargo de
las niñas y niños españoles mientras sus propi@s hij@s están en su país de
origen. Reconocer sus derechos implica abolir la esclavitud doméstica y de
cuidados y corresponsabilizar a la sociedad en esta esfera de la vida, situando
el trabajo de cuidados al nivel de reconocimiento social que se merece.Reconocer los derechos de las trabajadoras del hogar y de cuidados es cuestionar el modelo reproductivo. Situar en el centro la vida, reconociendo el trabajo que la sostiene.
Por ello decimos no a la Enmienda 6777 que el PP, con el apoyo de PNV y C's, introdujo a los presupuestos generales del Estado 2018, que retrasa hasta 2024 la equiparación del sistema de cotización de las empleadas del hogar al régimen general de la Seguridad Social, cuya entrada en vigor estaba prevista para enero de 2019.
Por ello, antes de que se aprueben de forma definitiva los Presupuestos, el PCE se suma a las convocatorias de todas las trabajadoras del hogar y cuidados en la lucha por el reconocimiento pleno de sus derechos.