
Abaratamiento y
facilidades para los despidos, flexibilización de las jornadas laborales,
bajada de salarios, destrucción de la Negociación Colectiva, temporalidad en la
contratación, son algunas de las medidas que abocaron al empobrecimiento de la
clase trabajadora, abriendo una nueva brecha en nuestra clase, que aún con
trabajo engrosa las cifras de pobreza y de riesgo de exclusión social, por no
poder hacer frente a su día a día.
Por todo ello la
clase trabajadora ha salido a la calle durante esta década a reivindicar sus
derechos, con más contundencia. Son multitud los diferentes y diversos
conflictos Labores que ha habido en este país, y sin distinciones tanto en el
Sector Público, con las luchas de las distintas Mareas en defensa de los
servicios público, por la Sanidad, la Educación Publica y las pensiones, y en
el Sector Privado. Sonados han sido los conflictos laborales de las y los
compañeros de Coca Cola, Ryanair, Alcoa, Amazon, las “Kelly” pero también han
sido y siguen siendo muchos otros conflictos en Pymes y Micro Pymes en los que
la clase trabajadora ha vuelto a demostrar que no nos vamos a quedar de brazos
cruzados sin pelear por un TRABAJO DIGNO para una VIDA DIGNA.
Conflictos Laborales
que han intentado también cercenar modificando el Código Penal, intentando
acabar con el derecho de Manifestación o de Huelga, enviando a las fuerzas y
cuerpos de Seguridad del Estado a machacar a quienes en las calles
reivindicamos derechos y a las organizaciones de clase, desde sanciones
económicas hasta cárcel, porque no solo nos quieren CALLADAS sino también
DOCILES y solas ante la cotidiana injusticia.
Esta crisis ha
azotado con más fuerza a mujeres, jóvenes y migrantes, sin olvidarnos de
trabajadores, con una edad superior a 45 años y que se han visto abocados a
largos periodos de inactividad, expulsados a un futuro de pensiones recortadas
e insuficientes para una vida digna, como ya ocurre con muchas de nuestras
mayores pensionistas.
El sector más
castigado ha sido el sector de los cuidados, que hoy con la crisis sanitaria
del COVID-19, se ha reivindicado como el sector más fundamental. Aquellas y
aquellos que hoy en día llamamos “heroínas o héroes”, porque en una lección de
profesionalidad, siguen acudiendo a sus centros de trabajo y en muchos casos
jugándose su integridad física y en condiciones de precariedad laboral, fruto
de recortes y reformas laborales que despreciaban a quienes ahora se demuestran
indispensables.
Desde la
organizaciones sindicales más representativas, y en especial desde CCOO, ha habido
una respuesta cada vez más fortalecida y organizada ante las consecuencias de
la crisis anterior, que se ha visto multiplicada ante esta crisis, poniendo en
evidencia la importancia de la organización y la unidad de la clase obrera ante
el conflicto capital - trabajo y que está siendo herramienta de toda la
sociedad, aun viéndose mermada la afiliación, en muchos casos también por la
falta de recursos económicos. Medidas como el incremento del SMI en más de un
30% desde 2016, han llevado a la lenta pero paulatina recuperación de ingresos
de la clase trabajadora, que aún sigue necesitando la derogación de las
reformas laborales de 2010 y 2012 para recuperar todos los derechos arrebatados
y que tanto costó conseguir en el pasado, e iniciar el necesario camino de
conquistar nuevos derechos y marcos de relaciones laborales que protejan y
construyan vida digna para quienes precisamente, se demuestran esenciales en el
sostenimiento de nuestra sociedad.
Y llegados a 2018,
se produjo por primera vez una moción de censura al Gobierno del PP, con el que
se pretendía dar un giro político a la situación. Moción promovida por Unidas
Podemos y que con el apoyo mayoritario del Congreso, alzo al PSOE a un gobierno
en funciones con programa político pactado con Unidas Podemos, que apenas pudo
llevarse a cabo, y que nos abocó a dos nuevos procesos electorales en el año
2019, esta vez sí, con un acuerdo programático a principios de 2020 para un
Gobierno de Coalición Progresista, en el que el PCE está presente, con dos
carteras ministeriales fundamentales para la clase trabajadora, como son
Trabajo y Consumo.
El año 2020 se
presentaba ya con el anuncio de una recesión económica a nivel mundial y que
para el Estado Español, según algunos expertos, no iba a condicionar la
recuperación económica. Nunca lo sabremos, porque se cruzó una crisis mundial
sanitaria, que nos está obligando a toda la sociedad, desde el Gobierno al
último trabajador, a abordar el camino iniciado en los primeros días de
Gobierno, junto a los agentes sociales, como la subida del SMI a 950 euros o la
derogación del artículo 52.d que permitía el despido justificado por
enfermedad, desde otra perspectiva y con otras urgencias, para que nadie se
quede atrás, y construyamos colectivamente el mejor punto de partida para la
reconstrucción de un país, de un nuevo país, en el que la clase trabajadora
tiene que ser protagonista y activista, porque la lucha forja, porque lo
colectivo importa, porque la solidaridad y la unidad son nuestras grandes
herramientas, la historia lo ha demostrado.